Afilando las tijeras: Raúl en modo recorte y nadie duerme tranquilo

Afilando las tijeras: Raúl en modo recorte y nadie duerme tranquilo

Las tijeras no descansan y en los ministerios se respira más tensión que en final del superclásico River – Boca el fin de semana. 

 Nadie se siente seguro, las miradas se cruzan en los pasillos con una mezcla de miedo y sospecha. Como quien dice, hoy “nadie tiene la vaca atada”.

Dicen los que saben —o al menos los que chusmean cerca— que después de su paseo por Nueva York, el gobernador Raúl Jalil volvió con una idea fija: meter mano y recortar donde haga falta… o donde le parezca.

Lo cierto es que en la Casa de Gobierno el clima está espeso. A Raúl se lo nota distinto: más irritable, con el teléfono al rojo vivo y peleas con sus ministros al orden del día. ¿Problemas personales? ¿Fin de pactos políticos? Nadie lo sabe con certeza, pero todos coinciden en que el “nuevo Jalil” está menos paciente y más decidido.

Y esa decisión se traduce en algo concreto: empezó a soltar lastre. Se habla de figuras como Dalmacio Mera y Juan Cruz Miranda —históricos aliados— que estarían quedándose sin crédito y casi con el boleto picado. 

. ¿Se terminó la lealtad eterna? Parece que sí. Ahora, el Gobernador mueve piezas como si jugara al ajedrez en una partida que nadie más entiende.

Los más osados se animan a decir que este recorte masivo es un ensayo general: ajustar la estructura del Ejecutivo para hacer caja, pensar en lo que se viene electoralmente y —de paso— mandar señales a Nación de que en Catamarca también hay vocación de achique.

Pero no todo queda en casa. A los nerviosos de planta política se suman las críticas de la oposición, que no se come el verso de la “emergencia económica” y acusa al Gobierno de hacer un ajuste de utilería, puro maquillaje para tapar negociados oscuros y otras cuestiones raras en el manejo de la plata pública.

Y ojo, que todo esto pasa a solo seis meses de las elecciones legislativas. ¿Daños colaterales? Varios. ¿Heridos políticos? Ni hablar. Y esto recién empieza.

Contando monedas y tapando agujeros

El temblor llegó a los municipios, y ahí también hay olor a tijera. En Valle Viejo ya se canta la “emergencia económica” y se reduce la planta política, pero —curiosamente— los parientes de la intendenta siguen firmes como estatuas. A buen entendedor…

En Paclín, la cosa está que arde. El intendente Menecier está en la mira por cómo maneja los fondos públicos. Ahora, con la excusa de la crisis, empezó a ajustar… pero justo a los becados y contratados. La pregunta del millón: ¿para cuándo le toca el tijeretazo a la casta política?

En Tinogasta, Pomán, Andalgalá y otros pagos del interior, andan rezando para que el recorte de la coparticipación no sea un desastre total. Están contando monedas y haciendo malabares para que no salten los “negocios turbios” y, de paso, puedan seguir prestando servicios sin que se caiga todo a pedazos.

Dicen que en breve arranca la procesión y que todos van a prenderle velas a “San Raulito”, primo hermano de San Expedito, para que el medio aguinaldo llegue sin drama